Si eres el CEO de una empresa, es necesario que lleves tu pyme a través de tres fases bien diferenciadas, que forman parte de un proceso de crecimiento y mejora constante. Cada una de ellas implica tu participación y supervisión.
¿Cuáles son esas tres fases? ¿En qué consisten?
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En las primeras etapas de la vida de una empresa, el CEO o director ejecutivo es una figura que debe potenciar su talento pues sus responsabilidades incluyen decisiones que afectan desde el diseño del producto hasta su venta.
Y es que, al principio, como director ejecutivo, debes diseñar y vigilar la calidad de los productos o servicios que ofreces y buscar clientes y socios para rentabilizar y financiar tus operaciones y tu expansión al mismo tiempo que planificas estrategias de mejora y crecimiento.
Podemos reconocer tres etapas que todo chief executive officer (CEO, por sus siglas en inglés) o director ejecutivo debe superar para conseguir los objetivos de su empresa:
También podemos concebir estas etapas como las fases en la evolución de un director ejecutivo: a través de ellas vemos cómo un emprendedor se convierte, paso a paso, en el dueño de una idea, en alguien que ha desarrollado toda una gama de oportunidades.
Todas las grandes empresas y todos los directores ejecutivos con historias de éxito han pasado por este proceso, como Apple, Amazon, Mercado libre…
El primer cometido del director ejecutivo es desarrollar un gran producto y encontrar a sus primeros clientes con el fin de que lo prueben y encuentren en él una solución satisfactoria a sus problemas o necesidades.
La fase uno es, en todo caso, la más exigente en el desarrollo de un director ejecutivo, pues se trata de un momento en el que debes asumir (a veces de manera simultánea) una serie de tareas, entre las cuales se incluyen:
Entre otras tareas, como la entrega a domicilio o la asistencia a eventos de promoción.
En esta etapa, delegar no es una opción. Más que un directivo, en esta fase, el CEO es una figura imprescindible cuya visión y dedicación dan a la empresa el impulso que necesita.
El mejor de los escenarios para el ejecutivo que triunfa en esta etapa es que los clientes prefieran su producto o sus servicios y desplacen a la competencia en sus compras.
De esta manera, se obtiene un negocio de producto único con una demanda que puede ser manejada por una pequeña plantilla te permite subsistir y que pasa a ser la principal ocupación de todos los involucrados.
Un ejemplo de esto es Facebook: creado por Mark Zuckerberg y un pequeño equipo en 2003 con el nombre de Facematch. Se trataba de un anuario de la Universidad de Harvard exclusivo para el contacto entre alumnos, un producto que añadía al matiz universitario la emoción de las páginas de contactos.
La etapa dos consiste en la creación de una empresa. Es un paso difícil para la mayoría de los futuros directivos, pues suelen encontrarse tan ensimismados en la producción que les cuesta delegar su supervisión.
La primera tarea de esta fase es aprender a delegar. Como director ejecutivo de una empresa emergente, debes asignar tareas especializadas a los distintos departamentos de tu empresa (o a los empleados, cuyo número empieza a crecer), que poco a poco empiezan a surgir y crecer. De este modo, podrás centrarte en planificar, liderar y dirigir.
Se trata de un momento en que el CEO debe alejarse de su producto y dejarlo evolucionar en manos de otras personas que se dedican exclusivamente a esa tarea y, por tanto, pueden emplear más tiempo en llevarla a cabo y perfeccionarlo.
Tras la formación del mejor talento, una empresa emergente aumenta su número de empleados, cada uno de ellos con puestos y funciones bien definidos. La formación y organización de los departamentos a manos de un equipo de liderazgo debe priorizar:
En resumen, debes priorizar el desarrollo de todos los componentes y características de una empresa próspera para fomentar una estructura que permita mayores ganancias.
Siguiendo con nuestro ejemplo, hacia 2004, tras algunos problemas legales, Zuckerberg abrió la red estudiantil de contactos The Facebook a todas las universidades de los Estados Unidos. Con la ayuda de Sean Parker, la convirtió en una red social y fundó Facebook como empresa. En tres años, ganó diecinueve millones de usuarios.
En esta última fase se realiza un ejercicio de diversificación: las ganancias del negocio principal se invierten en el desarrollo de productos nuevos, que pueden estar o no relacionados con el campo del producto original de la empresa.
Y eso fue lo que hizo Marck Zuckerberg en 2007: vendió parte de las acciones de Facebook a Microsoft mediante un trato de 140 millones de dólares.
Esto le permitió invertir en las versiones de su red social en otros idiomas, en el desarrollo de anuncios en directo que potenciaron su modelo de negocio y en el desarrollo de un nuevo producto: Messenger, que elevó el número de usuarios de Facebook a 250 millones en todo el mundo.
Si bien es cierto que, como hemos dicho anteriormente, en la fase 2 el CEO debe delegar algunas tareas en un equipo cada vez más especializado, hay ciertas aspectos fundamentales que deben seguir formando parte de su competencia.
Entre ellos:
Debes evaluar a cada candidato en persona teniendo en cuenta su participación en otras organizaciones, su productividad y su capacidad para conformar equipos y trabajar con ellos.
Una empresa que pasa de veinte a cuatrocientos empleados se enfrenta a retos de comunicación, sobre todo al tratar de establecer un objetivo común para todas las personas a tu cargo. Eres tú quien debe definir la misión (propósito), la estrategia (dirección) y las métricas (ritmo y rendimiento) de tu empresa.
El CEO debe alentar a los directivos y a los empleados a desarrollar un conjunto de valores y normas de comportamiento que sean motivadores; esto es, un reglamento en el que se señale cómo deben comportarse las personas entre sí dentro de la empresa y qué filosofía deben reflejar sus productos y servicios.
El CEO es el encargado de dar vida a una empresa, desde la idea original de su primer producto hasta la toma de las decisiones que le permitan crecer y diversificarse.
Este proceso se compone de tres etapas: el desarrollo del producto, la creación de una empresa que cubra la demanda y la inversión de las ganancias en la diversificación.
Se trata de un proceso evolutivo para el CEO, que deja de ser el ejecutor de diversas tareas para convertirse en un fundador de empresas. La clave está en saber cuándo delegar y en qué aspectos no hacerlo.
Si deseas convertirte en un auténtico CEO, en Joe Moliner estamos dispuestos a ayudarte a lo largo de cada una de las etapas de este proceso.
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